Después de un buen desayuno en “La Corte”, donde hemos pernoctado, salimos de Carrión con dirección a nuestro siguiente destino. Primero entramos en el Ayuntamiento y sellamos en los Servicios Sociales de la citada entidad. Hasta Calzadilla de la Cueza es una larga llanura con pista de un firme como si fuera casi asfalto. 
Antes pasamos por S. Zoilo y la Abadía de Benevivere. Encuentro a un grupo de catalanes en bici. Algunos terminan en Sahagún, pues se le acaban los días de vacaciones. También me cruzo con un grupo de chavales de primaria que vienen en bici haciendo un trozo de camino al revés. Les digo “¿Que?¿Hoy no hay clase?”. “Estamos en clase de Educación Física”, me responden. “Bravo, valientes, adelante”. A continuación y cerrando la fila aparece el supuesto profesor. Lo saludo y me responde con un “Buen Camino”. Seguimos bordeando siempre la carretera hasta Terradillos de Templarios, donde pasamos delante del albergue de los Templarios y así llegamos a Sahagún. 
Aquí entramos a sellar en el albergue privado Viatoris y luego paseamos por la villa, buscando a la Peregrina, cuya iglesia está siendo reformada para albergar un centro de estudios sobre el Camino. La imagen está en el museo que regentan las Benedictinas. Allá vamos, pero está cerrado. Me encuentro con una pareja de franceses que están haciendo el camino a pié. Luego aparece una pandilla de brasileiros con los que cruzo una corta conversación; yo en gallego y ellos en brasileiro. Nos entendemos perfectamente. También van a El Burgo Ranero. Continúo hasta Bercianos y de aquí ya hasta El Burgo Ranero. 
Mis amigos tomaron la otra alternativa por Calzada de Coto. Se retrasaron un poco, lo justo para que yo buscase el Hostal (El Peregrino), gestionase el reparto de habitaciones y me tomase en la terraza una fresquísima caña con un pincho de jamón. Al llegar ellos comemos el menú del peregrino (9 €) y vamos a descansar, ducharnos y esperar por las compañeras para dar un paseo por el pequeño pueblo. Al salir me encuentro con los brasileiros que no se pueden quedar en el pueblo porque no hay plazas en ningún lado; ni albergue ni hostales. 
Van a tener que coger un taxi para ir a dormir en alguno de los pueblos cercanos y luego volver a coger un taxi para que los traiga y reanudar el camino mañana. Visitamos el hermoso humedal donde el croar de las ranas domina todo el ambiente. Ahora caigo por que se apellida el pueblo “Ranero”.
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