Salimos como siempre de Logroño sobre las 9:15 de la mañana después de desayunar, de cargar las maletas en la furgoneta y de engrasar nuestras bicis. Yo opto por seguir el camino y mis colegas toman la carretera. Comienzo subiendo el alto de la Grajera, pasando por el hermoso parque del mismo nombre concurrido por numerosos lugareños que se confunden entre los, como todos los días, innumerables peregrinos. No es muy dura la subida y es muy agradable contemplando hacia atrás la ciudad de Logroño que acabamos de dejar. 
A los 13 kilómetros ya aparece Navarrete. Lo primero que encuentro es las ruinas del Hospital de Peregrinos de S. Juan de Acre, lleno de alumnos de algún colegio que deben de estar haciendo una excursión. El camino me mete en plena villa hasta la Iglesia de la Asunción. Salgo y enfilo dirección Nájera. En un momento me encuentro con un desvío hacia Ventosa que no sigo. El día está ventoso, pero no llueve, que es lo importante. Subo el alto de S. Antón y de pronto comienzo a descender hacia Nájera y empieza a aparecer el barro, el mismo barro de ayer... Ando con cuidado para mantener la bici operativa.
Bajo y ya entro en Nájera pasando antes por una gasolinera para limpiar el barro que me empieza a rozar los discos de freno y chirriar la cadena. Doy un paseo por la villa y sello la acreditación en el Monasterio de Sta. María la Real. Llamo a mis colegas qu están atascados a la altura de Ventosa con una avería. Vienen muy lentos y me dicen que van directamente a un taller de Bicis que la guía les dice que está en la Calle Fernando el Santo. Pregunto por tal taller y me dicen que no existe taller alguno en Nájera, salvo en el Polígono, camino de Uruñuela. Llamo para informar a mis amigos y les digo por donde tienen que ir y que les espero allí. 
Así lo hice y los esperé guiándolos hacia Ciclos Baños, donde el amable Víctor (un excelente muchacho que combina los estudios de Empresariales con el trabajo por las mañanas en el taller) nos sacó del problema y nos atendió con celeridad y precisión. ¡Gracias Víctor! Mientras nos arreglaban la avería (cambiaron el eje del pedalier) tomamos un refrigerio. Ya con la bici a punto salimos de Nájera dirección Azofra. El camino seguía entre las hermosas campiñas verdes y viñedos. En algún momento nos desviaron, pues están realizando trabajos de construcción de la autovía y volvieron aparecer los barros arcillosos. Después pasamos por Cirueña y ya comenzamos a vislumbrar la cercanía de Sto. Domingo de la Calzada. En un momento 
aparecen la pareja de holandeses que nos saludan con efusión. Desde Puente La Reina nos estamos cruzando continuamente. Estamos haciendo etapas semejantes y aunque ellos van por carretera siempre en los destinos terminamos encontrándonos. El descenso a St. Domingo es rápido a partir de ahora pues los últimos 4 kilómetros los hacemos por la carretera descendente, ya que un lugareño nos advierte que esos últimos 4 kms. Están impracticables por la abundancia del barro de estas últimas lluvias. 
Unos nubarrones nos amenazan encima de la villa. Llegamos, nos acomodamos y luego de una ducha salimos a pasear con nuestras chicas por el pueblo. Sellamos en el albergue. Están en fiestas. Las fiestas del Santo, le llaman. Comienza a llover. En la plaza sirven champiñones gratis, pero hay que hacer una larga fila. Así que decidimos ir a cenar al Mesón el Abuelo. Allí encontramos otra vez a los holandeses que están cenando también. Rebosan alegría y nos saludan efusivamente. Tienen una botella de rioja ya bacía en su mesa. Fuera sigue lloviendo y nos dirigimos a la pensión a descansar. Mañana nos queda una jornada moderada pero de subida a S. Juan de Ortega.
Track y datos aquí.
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