Salimos a las 9:30 de Pamplona. Subimos un ligero ascenso llegando a Cizur Menor que casi forma parte de la ciudad. Desde aquí a Zariquiegui, con su iglesia gótica de S. Miguel, hay una buena y fuerte subida. El firme está bastante aceptable, con piedras, pero ciclable. Nos acompaña la campiña verde con la cebada de color intenso, retoñando. Comenzamos una subida fuerte al principio y más suave después para llegar al Alto del Perdón. Por el camino nos vamos encontrando un buen número de peregrinos. Abundan los extranjeros y una cantidad “respetable” de orientales. Algunos con sus trajes típicos. Así nos entramos otra vez a la “gheysa”, que es una oriental con sombrero de ala ancha como de exploradora y un pañuelo azul cubriéndole el rostro. Va acompañada de un chico de su misma etnia y los dos nos dicen un “buen camino” con su típico acento. Digo que la volvemos a encontrar porque ayer la cruzamos a la entrada de Pamplona y su aspecto nos llamó la atención. En el Alto del Perdón nos hacemos las fotos de rigor. Hablo con unos franceses que vienen de Le Puy. Llevan casi un mes caminando. Dicen que con mucha lluvia. Les hago unas fotos y ellos nos las hacen a nosotros. Ya comenzamos a bajar un descenso muy pedregoso y algo complicado por el tamaño y la forma de las piedras. Llegamos a Uterga pero no nos paramos. Sólo hacemos las pertinentes fotos del pueblo. De aquí nos dirigimos a Muruzábal donde encontramos descansando a unos italianos y un austríaco que viene desde su país a pié (dice que lleva 2.400 kms). El camino es muy agradable entre los primeros viñedos que comienzan a aparecer. Está la iglesia de S. Esteban que despunta de entre todas las casas. También vemos el desvío a Sta. María de Eunate que pasamos de largo, aunque a mi me hubiese gustado acercarme, pero otra vez será... y entramos en Obanos. Entramos en el pueblo y lo cruzamos. De aquí ya seguimos hasta Puente La Reina donde paramos a “repostar”. En una plaza nos compramos una botellita pequeña de vino y comemos un bocata delicioso de jamón y queso con pan con tomate que está de vicio. ¡Qué bien nos tratan las señoras! Un vecino nos aconseja de subir a Mañeru por carretera y luego allí ya coger el camino, ya que el camino está impracticable hasta allí. Se lo agradecemos y le hacemos caso. En un cruce a la salida de Puente La Reina nos encontramos a una pareja de holandeses que está tomando decisiones sobre la ruta a seguir. Un paisano les manda tomar una carretera, pero ellos no está convecidos. “Estos no me hacen caso” se nos queja el paisano. Miro el GPS y, efectivamente, tenían toda la razón los holandeses. El lugareño los mandaba por el camino “impracticable”. Al final hablamos con ellos y les dijimos: “To Estella? We go there. Come on!” Fuimos un rato juntos, pero como iban muy cargados con sus mochilas y alforjas, pronto se fueron quedando rezagados. Nosotros en Mañeru tomamos el camino y ellos siguieron por carretera. Camino fácil y, a veces, divertido. De aquí seguimos a Cirauqui. Ya empiezan a aumentar los viñedos. Vemos la iglesia de S. Román con su portada románica. A la salida cogemos un trozo de calzada romana y pasamos un puente derruido que salva el río Salado. Ya llegamos a Lorca y enseguida a Villatuerta, que en un momento pensamos que era Estella y pongo en el navegador la dirección de la pensión S. andrés en la plaza de Santiago y el navegador, obviamente, me lleva por carretera. A la entrada de Estella me encuentro otra vez a la pareja de holandeses y entro con ellos en la villa. Ducha y a comer algo en el Mesón Casanova. Luego descansamos una pequeña siesta y a pasear por Estella. Nos impresionó la Iglesia del Sto. Sepulcro con su fachada románica. Tambien el palacio de los reyes (del poco románico civil que tenemos) y la iglesia de S. Miguel que coincidimos con la bendición del peregrino. El párroco nos regaló con una gravación de la explicación de la iglesia.
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