Una nieblina matinal hace que salgamos tapados, pero la temperatura no es muy baja. Al comenzar a pedalear, enseguida entramos en calor. Sobrepasamos Linz, despidiéndonos de esta hermosa ciudad que tan buena impresión nos causó. Enseguida sale el sol y se presenta un espléndido día.
Hoy tenemos una cita, que aunque no sea agradable, estamos obligados a realizar, como debería de estar mucha gente que se está olvidando de la crueldad y desolación que causan la intolerancia y el fanatismo: Mauthausen. ¿Cómo es posible? No tengo palabras...
Allí nos encontramos al equipo de apoyo que ya llevaban dos horas de visita. Nosotros continuamos la misma. Ellos ya se van. Van hasta Grein para gestionar la dormida. Argimiro y yo paseamos en silencio por las diversas dependencias. No tenemos palabras. Algunas fotografías no me atrevo ni a ponerlas en este blog. La bicicleta sí porque tiene relación con lo que estamos haciendo y corresponde a una bella historia.
Ya finalizada la visita, continuamos la marcha por el margen izquierdo del río, casi todo el tiempo a su orilla. Entre maizales y en compañía de múltiples cicloturistas que pasean, bien solos o con su prole por los mismos caminos que nosotros.
Y, al fin, después de una curva divisimos Grein al fondo flanqueado por su esbelto castillo.
Entramos y llegamos a la Pension Martha. Ya nos esperan. Vamos a tomar una buena cerveza fría. La necesitamos para hidratar y dejar los malos recuerdos de esta etapa.
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