Bueno, pues aquí estamos, afrontando la última etapa de esta aventura. La hostelera nos ha obsequiado un magnífico desayuno y nosotros vamos a emprender la salida, como cada día con una instantánea.
La salida de Hollenburg, como la llegada, se nos complica un poco. Hay que buscar el Danubio, pero, a veces, las autopistas nos cierran el paso y debemos buscar el acceso...
Ya encontrado el río, seguimos bordeándolo. Ya se ve que nos acercamos a Viena que comienza a intensificarse el tráfico, tanto por el río como por la pista de bicis.
Sobrepasamos Kronau...
...y Tulln, con su original fuente.
Y entramos en Viena. Aquí ya hay que andar espabilados. Pongo la dirección del apartamento, pero, al decirle que por carretera, me está buscando calles con direcciones para coches. Debemos corregir el rumbo constantemente, teniendo en cuenta, también, los carriles bici.
Como se hace largo el encuentro del apartamento, paramos en un quiosquillo para tomar un bocadillo y una cerveza. El Garmin me dice que faltan 8 km. para llegar al apartamento, pero no me fío. No sé la ruta que me está buscando voy a improvisar siguiendo el mapa del GPS y dirigiéndome siempre al punto de destino lo más recto que pueda, siguiendo carril bici.
¡Eureka!, ya aparece la calle... y el apartamento. Llamamos al telefonillo. Ya nos están esperando.
Magnífico apartamento. Gran salón, amplias habitaciones... Perfecto, gracias a Homeaway. No hay como tener sobrinos que utilizan este sistema. Nos lo apuntamos para la próxima.
¡Ah! Al día siguiente, después de limpiar las bicis comenzamos el periplo de la venta. No nos íbamos a molestar mucho. Solo mirar en una tienda que vimos cerca del apartamento y si no... a regalarlas. Por suerte, en el sitio indicado compran bicis. Nos preguntan el precio que queremos. Decimos que 200 €. Nos ofrecen 140 € por las dos. ¡Trato hecho! Al final, por 40 € las dos bicis hicieron todo el camino. Seguro que ellos las venden por más. Pero para nosotros fue una buena opción.
Que buena ruta, buen relato y buenas fotos ;-) Felicidades Eli.
ResponderEliminarGracias, Moisés. Un abrazo.
ResponderEliminarEstá claro que la próxima vez tengo que llevar mi cámara.
ResponderEliminarEsta vez he abusado de Eligio, de su cámara de fotos y de la que llevaba para hacer "cine".
Debo reconocer, además, ahora que lo he visto, que Eligio es un magnífico cámara.
Lo que no recordaba eran sus grandes dotes como periodista redactando crónicas de viaje.
Por cierto de los viajes juntos, debo decir que quizá los hemos comenzado mal.
Según se dice en libros para cicloturistas, las mejores rutas son las del Loira y del Danubio.
Ya hemos hecho las dos.
Veremos a ver si ahora encontramos otras tan bellas y sobre todo tan bien preparadas para bicis.
¡Aunque nunca se sabe!
Nos quedan el Rhin, el Ródano, el Sena, el Vinalopó, el Duero, el Miño....
Por cierto, aquel que no conozca el rio citado en cuarto lugar, que se repase las asignaturas que ya debió aprobar de geografía e historia.
En Geografía que se estudie bien el rio que comienza en Bañeres y termina en Elche.
En Historia, que repase la biografía de Almílcar Barca y recuerde dónde murió, cómo y en qué rio.
Ahí encontrará la respuesta.
Felicidades, Eligio.
Un abrazo doble. Por ser un muy buen amigo y por haber hecho un gran trabajo
Argimiro y Juana Mari.