Hoy toca lluvia. Ya nos preparamos de buena mañana con chubasquero y demás protecciones. La recepcionista del hotel me dice: "pero ¿Van a salir igual así?". "Que remedio", le contesto... Salimos de Toledo con la ligera llovizna que va aumentando el volumen según vamos avanzando. Luego se apacigua, y vuelta a empezar. Salimos buscando la carretera de Ávila donde veo el asador donde comimos el día siguiente de la boda de mi ahijado David. Tomamos el camino y pasamos por Rielves dirección Torrijos. Después de Santo Domingo legamos a Maqueda, donde nos esperan Luis y Rogelio para darnos un empujón con su avituallamiento. La tortilla con chorizo nos sabe a gloria. Allí Víctor y Juan Carlos nos amenizan con su agradable charla y su inestimable compañía. Seguimos por el camino. Fernando se da un buen trastazo. Pero es duro y dice que sigue. Que no llame a la asistencia. Voy algo preocupado, pero seguimos despacio. A pesar de todo, él siempre va delante. Cruzamos un riachuelo por su cauce (no hay alternativa). Pincho. Menos mal que el líquido resiste con el simple inchado. Sigue lloviendo y el barro nos machaca las bicis. Subimos a Escalona donde a la altura del castillo pedimos al dueño del restaurante El Mirador poder utilizar su manguera de agua. Los cambios no funcionaban y la cadena se salía continuamente a causa del barro. Gracias. Así vamos hasta Almorox, donde el grueso del grupo está comiendo. Nosotros seguimos, pero después de una deliberación, decidimos ir por carretera. El hombro de Fernando está delicado, aún no sabemos lo que puede ser y no queremos arriesgar. Son 19 kms. duros y monótonos que nos conducen al destino. Ni fotos hay, pues con el día que hacia, solo se podía pedalear y apurar para llegar lo más pronto posible a la ducha...
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