jueves, 22 de febrero de 2007

Cine







Ni uno menos.

Director: Zhang Yimou
País: Francia, China
Año: 1999
Duración: 106 min.
Género: Drama

Reparto:
Minzhi Wei, Huike Zhang, Zhenda Tian, Enman Gao, Zhimei Sun, Yuying Feng, Fanfan Li, Zhang Yichang, Xu Zhanqing, Hanzhi Liu, Ma Guolin, Wu Wanlu, Liu Ru

Sinopsis:
El maestro Gao tiene que ausentarse de la escuela para atender a su madre enferma. Para sustituirle, el alcalde del pueblo nombra a una chica de trece años, Wei Minzhi. Gao se despide con una consigna para su suplente: durante su ausencia, no debe permitir que ningún alumno abandone el curso. Zhan Huike, de diez años, es un niño inteligente y travieso. Pone a prueba la paciencia de Wei, que se afana por mantener el orden en clase. Una mañana, el niño no se presenta en clase y Wei descubre que se ha visto obligado a marchar a la ciudad en busca de trabajo.


Reseña del Director

ZHANG YIMOU Xian (China) 1950
El cine asiático sigue siendo hoy en día poco más que una anécdota en nuestras carteleras. Hasta finales de los 80 no era ni siquiera eso; sólo nos llegaban las películas de relumbrón que habían ganado algún festival importante (como La balada de Narayama de Sohei Imamura) o las de los maestros consagrados, como Kurosawa (del que, dicho sea de paso, aún no nos han llegado sus dos últimas películas). Pero la cosa ha mejorado ligeramente desde entonces gracias sobre todo al hombre que nos ocupa, Zhang Yimou. Desde sus primeros títulos, que repasaremos a continuación, nos han ido llegando cada vez con más frecuencia producciones de procedencia china, japonesa, taiwanesa, vietnamita e incluso iraní, que ahora ya no se consideran películas exóticas que interesan únicamente a los especialistas como curiosidad, sino que representan a las cinematografías más vivas e interesantes del mundo.
Máximo representante de la quinta generación de la escuela de cine de China, a la que pertenece también Chen Keige por ejemplo, Yimou es el más occidental de los cineastas orientales. Nació en Xian en 1950, y tras la revolución cultural China hubo de trabajar de pastor y peón de fábrica (1). Esto ha influido en la temática de muchas de sus películas, de contenido social casi impensable en la china roja, y en muchas de las cuales el blanco de sus críticas es la tan cacareada revolución cultural. Tras graduarse en dirección de fotografía, sus primeros trabajos en el cine fueron en este campo, entre otros para el citado Keige. Esto se nota en el hermosísimo aspecto visual de sus películas, en las que la fotografía es casi un personaje más, fundamental en algunas de ellas.
Sus películas, más accesibles y menos crípticas que las de sus colegas y antecesores, retratan la vida del mundo rural y de las clases desfavorecidas de la China del presente o del pasado no muy lejano (a veces, sería difícil distinguir en que época están ambientadas). Se centran casi siempre en personajes femeninos, bien luchando por conseguir el amor deseado en una sociedad como la china en la que es difícil que los matrimonios no sean de conveniencia, o al menos acordados por los padres (este es el caso de Sorgo rojo, Ju Dou y El camino a casa); o bien, su lucha es por lograr algún objetivo que requiere gran perseverancia y tenacidad. Pero estas anécdotas son en muchos casos, como en Vivir, Qiu Ju o Ni uno menos una excusa para mostrarnos con gran ironía y mucha crítica la verdadera cara del régimen y la sociedad chinas, lo cual le ha provocado problemas con la censura de su país en casi todas sus películas.
Destaca especialmente la belleza visual de sus imágenes, cuidando sobre todo el color rojo, lo que las hace ser muy impactantes estéticamente, a la vez que por su ritmo tranquilo y contemplativo y sus encuadres muy elaborados hacen que ver sus películas sea un placer para nuestros sentidos. La excepción a todas estas características es Keep cool (mantén la calma). Casi todas las ha protagonizado la estupenda actriz Gong Li, que también era su pareja en la vida real, aunque tras su separación, en las últimas películas, nos ha ido descubriendo otras grandes actrices chinas (a modo de cotilleo, dicen las malas lenguas que en el festival de Berlín de hace unos años no le dieron el Oso de Oro a El camino a casa porque Gong Li, presidenta del jurado, se negó en redondo).
Se dio a conocer con la que para mi gusto es la mejor ópera prima de la historia del cine, y que me sigue pareciendo su mejor película con el permiso de El camino a casa: Sorgo rojo. Oso de Oro en Berlín en 1988, está narrada por una voz en off que nos va contando la historia de sus abuelos. Su abuela fue vendida para esposa del propietario de una bodega de vino de sorgo (un cereal parecido al maíz), el cual está enfermo de lepra. En el trayecto se enamora de uno de los que la portean, y poco después tiene un encuentro amoroso con él entre los campos de sorgo; quizá la secuencia más bella que ha rodado Zhang Yimou. El marido es “misteriosamente” asesinado, y aunque al principio ella rechaza al porteador por su engreimiento, luego se unen. Tras esta primera parte de historia de amor, viene una segunda que transcurre durante la ocupación de China por los japoneses, en la que se dan los momentos más violentos y trágicos de la filmografía del autor. Una cinta fresca, trágica y hermosa, que deja una huella profunda en quien la ve.
Su siguiente película, The aka puma action (Operación jaguar o algo así), no se ha estrenado en España. He oído decir que es una película de acción al estilo Hong-Kong, pero yo no la he visto ni conozco a nadie que la haya visto. Agradecería cualquier información al respecto.
Su tercera película, Ju Dou (semilla de crisantemo), es un drama de una belleza visual insuperable, con una fotografía en color hipnótica, de colores cálidos fuertemente contrastados que recrea la variedad cromática de la tintorería donde se desarrolla la acción. Aquí, el viejo y amargado propietario compra una joven y bella esposa a la que maltrata echándola la culpa de su propia impotencia. El empleado de la tintorería, adoptado por el hombre y al cual explota vilmente, se enamora de ella y es correspondido, pero sólo pueden estar juntos las raras ocasiones en que el amo no está. Pero un día este sufre un accidente que le deja paralítico y entonces la pareja campa a sus anchas ante la desesperación del amo. Cuando pasa el tiempo, el hijo de ellos tendrá un papel destacado en el final de la historia. La cinta obtuvo la Espiga de Oro del festival de Valladolid de 1990 y una nominación al Oscar a la mejor película extranjera.
También fue nominada al Oscar al año siguiente La linterna roja. Una joven debe dejar sus estudios tras la muerte de su padre y, por mediación de su madrastra, se mete a cuarta esposa de un rico señor al que nunca se ve de cerca en la película. Las otras esposas, expertas en desollarse unas a otras para obtener los favores del señor (no por los favores en si mismos, sino porque cada vez que está con una de ellas, la “afortunada” puede hacer su santa voluntad), le hacen la estancia casi imposible. Poco de lo que importa aparece explícitamente en la acción, casi todo está escondido bajo una aparente normalidad; hay que verla con atención para apreciar los detalles aparentemente banales que sin embargo marcarán el curso de los acontecimientos. El uso de la perspectiva frontal, la simetría en las composiciones y un cromatismo más apagado, casi mate, que representa el ánimo de la protagonista la convierten en una película enormemente sugerente. Una historia en la que aparentemente no pasa casi nada, pero que se ve con mucho gusto.
Qiu Ju, una mujer china es la peor de las que he visto de Yimou, a pesar de lo cual ganó el León de Oro y el premio a la mejor actriz para Gong Li en Venecia en 1992. Un hombre es brutalmente golpeado por el jefe del pueblo en que vive y su mujer trata de conseguir que este se explique y pida perdón. No la sirven las sentencias a su favor de índole económico, y una y otra vez acude a instancias más altas para buscar justicia. Al final, el asunto da un giro que la hará arrepentirse de sus actos, pero demasiado tarde. Resulta un poco pesada por la reiteración de las situaciones, una y otra vez buscando justicia, pero es enormemente válida como documental de la China rural moderna.
Vivir es un melodrama-río que narra en clave de metáfora la evolución de la sociedad y la cultura China de este siglo, sirviéndose para ello de la vida de un matrimonio desde antes de la revolución China hasta la actualidad. Tras tener que abandonar su casa y a su familia por deudas de juego, un hombre rehace su vida como titiritero hasta que es arrastrado por la revolución de Mao. Cuando consigue volver con su mujer y sus hijos todo habrá cambiado, a veces para mejor, otras no. Los momentos felices y los trágicos se suceden entre la velada crítica al dogmatismo del sistema, resultando una cinta entrañable y emotiva, que obtuvo el Gran Premio del Jurado y al mejor actor en Cannes ’94. Muchos la consideran la mejor película de Zhang Yimou.
La joya de Shangai (1995) retrata los ambientes gansteriles de dicha ciudad, desde los ojos de un muchacho que va a Shangai a servir a un familiar que trabaja para el mafioso de turno. Es su película menos personal, aunque no me parece tan mala como dicen algunos, que la tienen por la peor película de su autor. Quizá se haya fijado demasiado en los modelos clásicos americanos y le haya salido algo más académica y convencional, pero la clase y el estilo sigue patente. Última colaboración con Gong Li. También este año realizó uno de los episodios del cóctel Lumière y compañía, aunque no he podido verlo.
Una rareza en su filmografía es Keep cool (mantén la calma) (1997). Ambientada en la actualidad, en una gran ciudad, protagonizada por un hombre, para colmo cumple casi todos los prefectos del dogma 95 de Lars von Trier, del que podría ser tan precursora como “Rompiendo las olas”, aunque el color es inconfundiblemente de Yimou. Es la frenética comedia sobre un joven de pocas luces enamorado de una chica cuyo rico amante le da una paliza de la que sale también perjudicado un pobre hombre que pasaba por ahí, al que rompieron su portátil nuevo. Adolece quizá del mismo defecto que “Qiu Ju”: se repite mucho en algunas situaciones, si bien es un claro exponente del axioma de “un país, dos sistemas”, dando una imagen moderna e impersonal de China, metida hasta las cejas en el consumismo subnormal de los países ricos (móviles incluidos). Merece la pena examinar las diferencias entre esta y “Qiu Ju”, dos culturas tan distintas y tan próximas. Entre las dos hacen el mejor documental que se pueda encontrar sobre la China de hoy.
Su siguiente película es Ni uno menos (aunque en España su estreno fue posterior a El camino a casa). León de Oro en Venecia 1999, otra joya que narra con un lirismo enternecedor pero nada cursi, y una sensibilidad infinita para comprender y hacer comprender a sus personajes, las peripecias de una niña de 13 años metida a maestra por accidente, y que debe conseguir que a la vuelta del maestro sigan en la escuela todos los niños. Pero un niño se tiene que marchar a la ciudad a trabajar, y ella va tras él a intentar traerlo, lo que da pie para mostrarnos como es una ciudad de provincias en la China actual. La historia recuerda a Qiu Ju, pero mejor hecha. Quizá sea también la película más crítica e inconformista de su autor, y desde luego la que más problemas le ha dado con la censura. Nadie se libra de su mirada certera, ni la policía, ni la burocratización del régimen, ni la indiferencia de la gente, ni los shows televisivos de moda, pero sortea las dificultades con habilidad, con un resultado deslumbrante y una vuelta al cine de gran altura tras un par de películas más flojas.
La penúltima película que ha hecho, El camino a casa (1999) es para mi gusto la mejor de su carrera junto a Sorgo rojo. Cuenta la impagable historia de un hombre que vuelve a su pueblo después de muchos años para asistir al entierro de su padre, el maestro del lugar. Su madre se empeña en seguir la tradición de traerle a casa en procesión por el camino que ha recorrido toda su vida, pero es invierno y la gente del pueblo no está por la labor, y él tampoco. Pero entonces comienza a rememorar en un largo flash-back la difícil y bellísima historia de amor de sus padres (la primera pareja que se casó en ese pueblo por amor), y acaba accediendo a los deseos de su madre. El momento presente está retratado en blanco y negro, algo que hace Yimou por primera vez, pero los recuerdos recuperan el color de las grandes pasiones y desgracias. Una maravilla que derrite al más insensible, ganadora de un Oso de Plata en Berlín 2000 que sabe a muy poco.
Ahora nos llega Happy times, una producción de Terrence Malick con la que ha obtenido varios premios en la reciente SEMINCI (espiga de plata, mejor actriz, premio de la crítica internacional y premio de la juventud). Cuenta la entrañable relación entre un jubilado y una muchacha ciega que queda a su cuidado. Se trata de una comedia dramática, agridulce, que mezcla momentos auténticamente delirantes con otros de pesimismo y dureza, sobre todo en la segunda mitad de la película. Es una de las cintas más personales de su autor, contando una historia más sencilla y cotidiana, de ambiente urbano y con unos personajes masculinos más destacados que en la mayoría de sus producciones. Quizá esté un poco por debajo de las mejores obras de su autor, pero seguro que no decepcionará a sus incondicionales para los que se trata sin duda del estreno más esperado. En este artículo de introducción a la obra de su autor no quiero entrar más a fondo en esta película, y si queréis saber algo más podéis leer la crónica del 5º día de la última SEMINCI, y en cuanto se estrene estará la crítica en la sección habitual.
Es en fin este Zhang Yimou uno de los 3 ó 4 directores más interesantes del panorama actual, absolutamente incapaz de hacer una mala película. Sus películas son accesibles en el este o el oeste, emocionando y haciendo pensar a cualquiera que las vea, independientemente de su mentalidad o educación, en cualquier parte del mundo. Ahora hay que ver si es capaz de llegar más alto todavía. Esperamos comprobarlo lo más pronto posible. Su próxima película, ya en preparación, se titulará Hero, y tendrá en el reparto a Maggie Cheung, Toni Leung (ambos habituales en el cine de Wong Kar-Wai, por ejemplo en In the Mood for Love”) y Zhang Ziyi (El camino a casa, Tigre y dragón). ¿Alguien duda que será una gran película?




Película recomendable.

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